Afortunadamente Duque es Presidente. Afirmación desafortunada.
Después de tantos años vuelvo a escribir en este blog. Ya debo hacerlo. No soy más que un ciudadano que vive, sueña y respira como usted. Siento que debo hacerlo por mis hijos, por usted y por mí.
Afortunadamente Duque ahora es presidente de Colombia para darnos cuenta de las malas decisiones que hemos tomado. Afortunadamente el país se cae a pedazos y lo vemos a diario en las noticias para saber que rompimos la aldaba y no sabemos cómo salir. Admitamos que todos tenemos culpa porque somos ciudadanos poco críticos y nos dejamos polarizar por discursos baratos de la más baja ralea.
Duele ver cómo aparecen fantasmas de los muertos que deja este gobierno el cual se empeña en decir que son de otro, que son líos de faldas o que se suicidan. Desafortunadamente vemos como mueren personas alrededor de los ilustres que nos gobiernan en su afán de ocultar lo que les puede hacer caer de su endeble banquito de poder. Infortunadamente se callan a las personas que deberían hablar y expresarse, como en la democracia ideal en la que deberíamos vivir, aquella que llevamos construyendo desde el 91 y que nos arrebatan con cada candidatura. Lamentamos la suerte de los líderes de los barrios, las comunas, lo pueblos, veredas y regiones que mueren a diario y de los que nadie dice nada, porque eso solo quiere decir que detrás de nuestro bonito presidente hay un monstruo feísimo, de grandes garras y fauces dispuestas a tragarse al que se atreva a denunciar. Es un monstruo que se alimenta del miedo para quedarse con lo nuestro. Necesita repartir sus ganancias con sus adeptos más influyentes y eso implica llevarse por delante lo que sea necesario para poder cumplir. No hay deporte, no hay cultura no hay educación, no hay paz, no hay seguridad, porque la cuota es alta y la debemos pagar los colombianos que votaron sí y no por la candidatura más popular que trajo al gobierno más impopular. Es así de sencillo.
Y digo: ¡Afortunadamente Duque es presidente de Colombia! para ver si definitivamente destapamos los ojos y empezamos a soñar un nuevo país. El que ya dio el gran paso de la paz. El que ya se merece un mejor gobierno. El país el que no devora corruptamente lo que por derecho le pertenece al pobre y luego lo ignora. El país donde la iglesia no manda a votar por el que cree que le conviene para condenar al que no le hace caso. La nación donde se considera la educación como el bien sagrado y que al cuidarlo será un mejor país. Un mejor país inclusive para ellos, los que gobiernan. El país que a pesar de las diferencias puede dialogar sin matarse y donde todos podamos ser amigos entendiendo la diferencia.
Repito lo afortunados que somos al tener a un presidente como Duque y que esta afirmación tan desafortunada nos ayude a reflexionar. No importa si usted votó por Petro, Lleras, Fajardo, De La Calle o el que sea, lo que nos debe llamar la atención es cómo hemos permitido que ellos nos polaricen y de esta manera puedan sacar partido de manera tan frentera como lo han hecho y eso debe doler. Le debe doler a usted y no debería sentirse tan afortunado.
Alejo Pabón
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